Reflexiones y comentarios sobre la Casa de la Cascada
Casa de la Cascada en otoño |
Más de 70 años después de haber sido construida, Fallingwater es sin duda el mejor ejemplo de la arquitectura estadounidense y sigue impresionando por su composición espacial, por el innovador uso de sus materiales y sobre todo por su perfecta integración con el paisaje circundante. Fallingwater logra armonizarse con su entorno natural proponiendo una sucesión de volúmenes puristas que dan la impresión de levitar sobre el agua. Como dijera Franklin Toker en su fascinante Fallingwater Rising:
"Visitar la Casa de la Cascada tiene poco que ver con la arquitectura o la ingeniería: la calidad que percibimos aquí es esencialmente espiritual".
Vista de los voladizos en 90 grados de las terrazas |
CIMIENTOS
Los Kaufmann se hicieron rápidamente a la idea de que Wright diseñaría una casa mirando a la caída de agua. Pero, cuál fue su sorpresa cuando les sugirió construirla directamente encima de la misma. Debido a las características del terreno, Wright decidió anclar la estructura en una gran roca próxima a la cascada justo sobre el riachuelo. La orientó hacia el sudeste y con todo ello consiguió que la casa asomara elegantemente sobre el agua.
Wright basó su composición en el arreglo de volúmenes horizontales y verticales dispuestos dinámicamente. Para lograr una sensación de ligereza, dispuso las terrazas en voladizo, apoyadas sobre macizos soportes de sección trapezoidal empotrados en la roca. Wright asoció este concepto estructural a la forma cómo un camarero carga una bandeja sobre sus dedos.
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PRIMER NIVEL
La Casa de la Cascada es el mejor ejemplo de la arquitectura orgánica, un concepto de Wright que promueve la armonía entre hombre y la naturaleza a través del diseño perfectamente integrado con el entorno. Wright se decantó por técnicas modernas para lograrlo, diseñando un espacio para vivir.
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SEGUNDO NIVEL
Una amplia terraza se extiende frente al dormitorio de los Kaufmann, visualmente integrado al paisaje. Algo que llama mucho la atención es que el WC también posee grandes ventanas hacia el exterior, a diferencia del típico baño que es un cubículo cerrado. El vestidor es un volumen más opaco, al que Wright aplicó una ventana vertical que recorre los tres niveles.
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Mucho más pequeño es el tercer nivel, que alberga las habitaciones de Edgar Kaufmann hijo. Estas son básicamente un pequeño espacio para la cama al lado de la terraza, también ampliamente iluminada por ventanales (las ventanas no tienen marco en la esquina, lo que le da una transparencia notable para la época) y el estudio, al que finalmente Edgar se mudó ya que su "dormitorio" era muy pequeño. Hay también una conexión entre ambas terrazas, aunque probablemente haya sido poco usada.
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Luego de inaugurada Fallingwater, quedo claro que la habitación de Huéspedes en el segundo nivel sería insuficiente para los frecuentes visitantes a la casa, por lo se encomendó a Wright una casa para huéspedes, un poco más arriba que la casa principal. Ésta se halla conectada por una escalinata semicircular cuyo techo (apoyado en tubos de metal en un solo lado para reforzar su carácter etéreo) se pliega conforme se va ascendiendo en el terreno. La casa de visitas mantiene el estilo de la casa principal, cuenta también con magníficas vistas y con una piscina propia.
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Más de 4 millones de visitantes han peregrinado hasta la Casa de la Cascada en este escondido paraje norteamericano. El conocido actor y aficionado a la arquitectura Brad Pitt comentó:
"Yo tenía un sentido visual de La Casa de la Cascada, pero experimentarla en persona, escuchar el sonido de la cascada discurriendo bajo la casa y el aroma de la madera en la chimenea, fue mejor que nada que yo hubiera podido imaginar...".
Bueno, aún no se puede reproducir el aroma de la madera en la chimenea, pero esta fantástica animación en HD da una aproximación muy impresionante de la casa y su entorno.
El contextualismo de la casa con su paisaje, utilizando un lenguaje arquitectónico modernista, la rica articulación táctil del las superficies interiores en concordancia con la dramática volumetría exterior, la sutil integración de su mobiliario y su patrimonio artístico hacen de la Casa de la Cascada la obra arquitectónica más importante en EEUU cuyas referencias continúan hasta hoy. Parafraseando otra vez a Toker:
"Nunca hubo una casa como Fallingwater. Nunca más la habrá"